El escenario del típico jardín zen se encuentra en este templo. Impresiona por la belleza que de ella brota, a pesar de su simpleza, algo que debemos aprender de esta cultura; lo bello en lo simple y llano. El jardín de arena representa el principal atractivo y lleva el nombre de Hojo-teien. Conforma un perfecto patrón de líneas surcadas en una capa de arena que se combina con míticas piedras que suman un total de 15 llamadas Shichigosan-no-en. La ilusión que genera esta composición de elementos supone una suerte de rocas flotantes. Independientemente de lo que el creador haya querido proyectar, los patrones son producto de un arduo y paciente trabajo.