La necesidad de surtir a la ciudad de agua fue una idea muy necesaria de la Francia medieval. Pero no fue hasta el siglo xix que se comenzó a ejecutarla obra; cuando la carencia de este servicio superó los límites de tolerancia de una Francia azotada por enfermedades endémicas. Una ardua obra como lo es el canal de 85 kilómetros, soportado por casi una veintena de puentes que transportaban el agua, hizo merecedora de un monumento en su honor. Dicho homenaje se encuentra representado en los detalles de su fachada; la representación de tigres y leones estuvo a cargo del cincel del artista Jules Cavelier. El recinto es todo un palacio del siglo XIX y en su interior actualmente está el museo de Bellas Artes de Marsella, así como el Museo de Historias Natural y un jardín botánico. /-Palacio Longchamp-/