Este fuerte ha sido el ojo incrustado en plena abertura del puerto de la ciudad, de cara al mediterráneo. Fiel testigo de los eventos que ocasionaron cambios de la ciudad a través de su historia desde el siglo XII. Sus torres fueron adiciones para reforzar a la ciudad de ataques de los aragoneses en el siglo XV; una de ellas por voluntad de los comerciantes de poseer una atalaya que pudiera avistar los barcos que se aproximaban a tan solo 20 kilómetros del horizonte. Una fosa que rodea el castillo forma parte del sistema defensivo en caso de aislarlo de la ciudad. Además de actividad intensa que sostuvo durante la época medieval en los siglos venideros no dió descanso; sirvió como cárcel durante la revolución francesa y en la segunda guerra mundial como arsenal de la Wehrmacht. /-Fuerte de Saint Jean-/