No hay forma mejor para conocer la ciudad que visitar su barrio antiguo. En realidad no se trata de ser espectador de gradas, se trata de zambullirte en su cauce de gente circulando de manera constante y masiva. Los ruidos urbanos de una ciudad dan la impresión de la existencia de una comunión con el caos; en realidad cada cosa fluye en su orden particular. Todos sus comercios, restaurantes, bares y alojamientos se esparcen en su variopinta infraestructura que deja muchos datos acerca de su evolución histórica. Por ser el núcleo principal de la ciudad no es para menos que se encuentre abarrotada de gente. Tanto así que las típicas viviendas constan de hacinados apartamentos ubicados encima de los comercios que ocupan la planta baja de los edificios.