Este arco representaba una de las tantas puertas que la ciudad amurallada tenía para dar acceso. Precisamente esta guarda relación con un puente y conecta con la plaza San Fernando. En principio no lucía como tal puesto que su aspecto es el resultado de una remodelación encomendada por el emperador Carlos V a los artistas Juan de Vallejo y Francisco de Colonia, obteniendo una forma de castillo con una suerte de torres e impostas que albergan figuras que emulan a un retablo encabezando la imagen de Carlos V. El interior del arco se puede recorrer con una visita guiada a través de la escalera medieval. Su interior podrá apreciarse gracias a algunas restauraciones. En el principal nivel se encuentra la sala de Poridad. Junto aquí se llevaban a cabo las actividades del Consejo para el siglo XVIII. El arte mudéjar y diversas obras pictóricas adornan el interior.