Adosado a la muralla de la ciudad se encuentra un antiguo alcazarejo cuya construcción data de 1.232. Su función era la vigía y defensa de los caminos, dada su ubicación elevada. Durante el periodo medieval se alzó como la más importante casa defensiva, y fue residencia de la casta-linaje más importante de la ciudad, los Altamiranos. De este linaje surge uno de los más destacables en la toma de la villa, Fernán Ruiz de Altamirano. Esta familia era poderosa puesto que dominaban económica y militarmente la villa. Su portada divisa el escudo de los Altamiranos, erigido entre dos antiguas torres mochadas. Posee una planta poligonal, compuesta por gruesos muros de mampostería. En el año 1.985 fue declarado patrimonio histórico y se encuentra próximo a la iglesia Santa María la Mayor.
Este suplidor de agua era la fuente de manantial de la villa intramuros durante los constantes asedios. Los pobladores de aquella época le daban suma importancia a esta obra de la ingeniería civil antigua, utilizada como abrevadero para el ganado. Se origina de una excavación que hace emerger el preciado líquido de un río subterráneo, que tenía la capacidad de suplir de agua a las principales edificaciones defensivas y señoriales desde esa posición elevada. Las dimensiones del pozo abarcan unos 10 metros de ancho por 14 de profundidad, y posee una escalera que culmina hasta el fondo de la alberca, muy utilitaria para recoger el agua en temporadas cuando el nivel estaba bajo. Es una maravilla arquitectónica que debes integrar en tu ruta monumental. Llama la atención la composición de sillería románica que armoniza sobre su estilo árabe. Y sí, podéis daros un chapuzón aquí. /-Alcázar de los Altamiranos-/