La sociedad romana gozaba de excelentes servicios básicos durante mucho tiempo. Mérida había construido el embalse de Prosperina, uno de los de mayor envergadura de la época, gracias al desvío de dos arroyos. Desde ese punto se lograba trasladar el agua 10 kilómetros cuesta abajo, gracias a la acción de la gravedad a través de este sistema de acueducto, menuda hazaña del ingenio romano. Este tipo de ingeniería sacaba partido de las condiciones del terreno y ponían el vital líquido a favor de sus pobladores. El acueducto de los milagros, cuya estructura aún permanece erguida a pesar de los embates del tiempo, es un verdadero milagro. No hay mejor sitio que este monumento, aquí podrás capturar la más bella postal durante tu visita a Mérida. La belleza que evoca esta construcción ruinosa no pasará desapercibido a tu vista. /-Acueducto de los Milagros-/